Cómo preparar un rico té moruno

Este verano seguro hayas ido o vayas a alguna feria medieval o celta y te encuentres con un puesto de té árabe, te lo sirvan en bonitos vasitos de plástico imitación a los vasitos de cristal adornados donde se sirve el té moruno. Y tal vez te guste tanto que quieras prepararlo en casa para poder beberlo cuando te apetezca.

Hace bastante tiempo encontré a la venta en el supermercado, te marroquí en bolsitas, pero no me gustó nada, no tenía nada que ver con el tradicional té con hierbabuena. Por lo que mi conclusión es que si no puedes beberlo preparado por alguien que sepa hacerlo bien, preferiblemente alguien de Marruecos, la otra opción sería aprender a prepararlo en casa lo mejor posible. De esto trata este post: Cómo preparar un rico y dulce té marroquí.

TE-MORUNO

El té fue introducido probablemente en Marruecos durante el reinado de Moulay Ismail (1672-1727), quizás como regalo de la reina Anne de Inglaterra por liberar a un grupo de prisioneros ingleses, pero no llegó a ser popular hasta mediados del siglo XIX. El cierre de los puertos bálticos durante la guerra de Crimea (1853-1856) dejó a los comerciantes británicos con un exceso de té de China, y en sus esfuerzos por encontrar nuevos mercados descargaron algunos en Tánger y Essaouira.

Aunque todavía era un lujo en la década de 1840, luego se filtró rápidamente a través de las diferentes clases y en todo el país se había convertido en un elemento básico a principios de 1880, cuando el y el azúcar se combinaron para representar alrededor de una cuarta parte de las importaciones totales de Marruecos.

De esta manera los marroquíes agregaron té verde a sus ya clásicas infusiones de hierbabuena o absenta convirtiendo el té moruno en una tradición en la zona.

La gente del Magreb tienen por costumbre tomar té de hierbabuena como digestivo después de las comidas. De hecho, está demostrado que el té verde, aumenta el flujo de los jugos gástricos por tanto ayuda a digerir mejor los alimentos. Además, también es un increíble antioxidante, ayuda a desintoxicar el cuerpo, contribuye a mejorar la circulación, a la prevención del cáncer y mucho más.

Se suele decir que el té debe servirse tres veces; siendo el primer vaso amargo como la vida, el segundo fuerte como el amor y el tercero dulce como la muerte.

Este paulatino cambio en el sabor se produce porque el azúcar se añade al principio de la elaboración del té y no en cada vaso, como suele ser habitual en otros tés e infusiones. Es debido a ello que a medida que se sirve la tetera, más se siente el azúcar que se precipita al fondo.

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Aunque la receta que voy a compartir es para el más común, hay infinitas variedades posibles, que dependen tanto de la zona como de los gustos personales. La variación más normal es en la proporción entre té, hierbabuena y azúcar, siendo habitual que en el norte se sirva más dulce y en el sur más amargo.

En otras ocasiones, se le añade algunas hojas de hierba luisa, que no sólo matizan el sabor, sino que también le proporcionan un efecto tranquilizante. Otra forma de variar es añadirle unas gotas de agua de azahar y piñones, siendo ésta la forma más usual de prepararlo en Túnez.

Empecemos entonces con la preparación de este cautivante té:

Ingredientes (para dos personas)

– Medio litro de agua
– 1 cucharada rasa de té verde chino (tipo Gunpowder)
– Entre 4 y 6 cucharadas de azúcar
– Un ramillete de hierbabuena

Preparación

En primer lugar echamos una cucharada de té en la tetera, a la que añadimos 100 ml de agua hervida (podemos calentarla en un recipiente aparte). Dejamos reposar un par de minutos, y pasado ese tiempo realizamos movimientos circulares con la tetera desechando el agua, a fin de limpiar las bolas de té. Obviamente, si la tetera no dispusiera de filtro, tendríamos que hacer uso de un colador.

Sobre este primer paso hay dos variaciones: en la primera, el proceso se divide en dos, echando una menor cantidad de agua hervida y dejando reposar un minuto, conservando la infusión resultante para añadirla más adelante (lo que se llama el alma del té), para a continuación volver a echar agua hervida, moviendo la tetera y tirando ese agua. La otra forma es comprar el té en hojas (por ejemplo el denominado TAJ 9371), con lo que nos podremos ahorrar el lavado. Es vuestra la elección sobre cómo realizarlo (de ello dependerá el sabor final y que conserve más o menos propiedades), pero la que he indicado en primer lugar es la más común.

A continuación añadimos al té escurrido entre 4 y 6 cucharadas de azúcar (todo depende de lo dulce que lo queráis) y 400 mililitros de agua hirviendo.  Lo ponemos a fuego medio, esperamos a que vuelva a hervir y le echamos la hierbabuena. Volvemos a calentar durante dos o tres minutos más, hasta que veamos que está a punto de hervir de nuevo, y lo apartamos 3 minutos más.

En este paso es muy importante el azúcar: el hecho de incorporarlo ahora, y no al final,  provocará que se someta a un proceso cercano a la caramelización, culpable en gran parte del característico sabor dulzón del té. Además, tenéis que vigilar que el agua no llegue a hervir cuando incorporéis la hierbabuena, ya que se puede oxidar, provocando un amargueo en el té (hay gente que lo deja hirviendo algunos segundos porque les gusta este toque que le proporciona, yo honestamente no es algo que recomiende).

Por último, y con el objetivo de mezclar bien todos los ingredientes, llenaremos un vaso con el contenido de la tetera y lo devolveremos a ésta, así hasta tres veces.

Sólo quedará servirlo en vasos para sentir que te transportas al mágico Marruecos! Recuerda vertirlo desde cierta distancia, como si fueras un sidrero profesional, para generar una capa de espuma en la superficie. Y, para rematar, puedes volver a añadir algo de hierbabuena al vaso para que esté más bueno aún!

Espero tu comentario, y que me cuentes si alguna vez lo has probado, o si usas esta receta, cuéntanos que tal te ha salido. Todos los comentarios son bienvenidos! 😉

Hasta la próxima!

NadiaRiloFirma